rompe, y no hay monedas en la fuente. Cuando uno se despierta, y ya no es indiferente. Y no existen los destinos, ni siquiera los divinos, desafinan los
se rompe, y no hay monedas en la fuente. Cuando uno se despierta, y ya no es indiferente. Y no existen los destinos, ni siquiera los divinos, desafinan los